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En este último tiempo, una de las cosas más emocionantes que he podido observar con varias personas en nuestras sesiones terapéuticas es la transformación que logran con el solo hecho de vibrar en El Amor.

Esto lo logramos con muy poco esfuerzo! Alcanza con dedicar unos minutos al día…ya sea repitiendo la palabra «AMOR», poniendo las manos en el Corazón, respirando profundamente y no pensar en nada más…

Meditando en el Amor, a uno mismo, a los demás, a los animales, al planeta y a todo lo que nos rodea.

 

Como no hay casualidades, la sincronicidad me trajo un libro que hace tiempo no leía.

Comparto con todo el Amor esta bellísima introducción del Libro de Marianne Williamson «Volver al Amor»

 

Cuando nacimos, estábamos perfectamente programados. Teníamos una tendencia natural a concentrarnos en EL AMOR. Nuestra imaginación era creativa y floreciente, y sabíamos usarla. Estábamos conectados con un mundo mucho más rico con el que ahora nos conectamos, un mundo lleno de hechizo y del sentimiento de lo milagroso.

Que nos pasó entonces?

Por qué, cuando llegamos a cierta edad y miramos a nuestro alrededor, el  hechizo había desaparecido .

Porque nos enseñaron a concentrarnos en otras cosas, a pensar en forma antinatural, una pésima filosofía, una manera de mirar el mundo que está en contradicción con lo que somos. A pensar en la competición, la lucha, la enfermedad, los recursos finitos, la limitación, la maldad, la culpa, la muerte, la escasez y la perdida. Y como empezamos a pensar en estas cosas, empezamos a conocerlas. Nos enseñaron a sacar buenas notas, ser buenos, tener dinero y hacerlo como es debido son cosas más importantes que EL AMOR. Nos enseñaron que estamos separados de los demás, que tenemos que competir para salir adelante, que tal como somos no valemos lo suficiente. A ver el mundo tal como lo veían ellos. Es como si inmediatamente después de haber llegado aquí nos hubieran dado una píldora para dormir. El pensamiento del mundo, que no se basa en EL AMOR, empezó a retumbarnos en los oídos en el mismo momento en que desembarcamos en esta costa.

EL AMOR es aquello con lo que nacimos. El miedo es lo que hemos aprendido aquí. El viaje espiritual es la renuncia al miedo y la nueva aceptación del amor en nuestro corazón. EL AMOR es el hecho existencial esencial. Es nuestra realidad última y nuestro propósito sobre la tierra. Tener plena conciencia de él, tener la vivencia del AMOR en nosotros y en los demás, es el sentido de la vida.

El sentido, el significado, no está en las cosas. Está en nosotros. Cuando asignamos valor a las cosas que no son AMOR, al dinero, al coche, a la casa, al prestigio, damos AMOR a algo que no nos lo puede devolver, buscamos significado en lo que no lo tiene. El dinero, en sí mismo no significa nada. Las cosas materiales, en si mismas, no significan nada. No es que sean malas; es que no son nada.

Hemos venido aquí para crear junto con Dios, extendiendo EL AMOR. Una vida que se pasa pendiente de cualquier otro propósito no tiene sentido, es contraria a nuestra naturaleza, y finalmente nos hace sufrir. Es como si hubiéramos estado perdidos en un oscuro universo paralelo donde se amas más a las cosas que a las personas. Sobrevaloramos lo que percibimos con nuestros sentidos físicos, y subvaloramos lo que, en nuestro corazón, sabemos que es verdad.

AL AMOR no se le ve con los ojos ni se lo oye con los oídos. Los sentidos físicos no pueden percibirlo; se lo percibe mediante otra clase de visión. Los metafísicos lo llaman tercer ojo, los cristianos esotéricos dicen que es la visión del Espíritu Santo, y para otros es el Yo Superior. Independientemente del nombre que se le dé, EL AMOR exige una visión diferente de aquella a la que estamos acostumbrados, una forma diferente de conocer, de pensar. EL AMOR es el conocimiento intuitivo de nuestro corazón. Es un mundo trascendente que secretamente anhelamos todos. Un antiguo recuerdo de este AMOR nos persigue continuamente, pidiéndonos por señas que regresamos.

El AMOR no es material. Es Energía. Es el sentimiento que hay en la habitación, es una situación, es una persona. El dinero no puede comprarlo. El contacto sexual no lo garantiza. No tiene absolutamente nada que ver con el mundo físico, pero a pesar de ello, puede expresarse. La experiencia que de él tenemos es la de la bondad, la entrega, el perdón, la compasión, la paz, el júbilo, la aceptación, la negativa a juzgar, la unión y la intimidad.

El miedo es la falta de amor que todos compartimos, nuestros infiernos individuales y colectivos. Es un mundo que sentimos que nos presiona desde adentro y desde afuera, dando constantemente falso testimonio de la insensatez del amor. El miedo se expresa bajo diferentes formas; cólera, malos tratos, enfermedad, dolor, codicia, adicción, egoísmo, obsesión, corrupción, violencia y guerra.

El AMOR está dentro de nosotros. Es indestructible; solo se lo puede ocultar. El mundo que conocíamos de niños sigue aun sepultado en nuestra mente. Una vez leí un libro delicioso The Mists of Avalon. Las nieblas de Avalon son una alusión mística de las leyendas del Rey Arturo. Avalon es una isla mágica que permanece oculta tras unas tupidas e impenetrables nieblas. A menos que se desvanezcan, no hay manera que un barco se abra paso hasta la isla, y solo se desvanecen cuando uno cree que la isla está allí.

Avalon simboliza un mundo que está más allá del mundo que percibimos con los sentidos físicos. Representa un sentimiento milagroso de las cosas, el ámbito encantado que conocíamos de niños. Nuestro yo infantil es el nivel más profundo de nuestro ser. Es aquel o aquella que realmente somos y lo que es real no desaparece. La verdad no deja de serlo simplemente porque no estamos mirándola. El AMOR puede quedar oculto tras las nubes o las nieblas mentales.

Avalon es el mundo que conocíamos cuando todavía estábamos conectados  con nuestra ternura, nuestra inocencia, nuestro espíritu. En realidad es el mismo mundo que vemos ahora, pero configurado por el AMOR, interpretado con ternura, fe y esperanza, y con un sentimiento de admiración y de asombro. Es fácil de recuperar, porque la percepción es una opción. Las nieblas se desvanecen cuando creemos que detrás de ellas esta Avalon.

Y en eso consiste un milagro; en la desaparición de las nieblas, en un cambio de la percepción, en un retorno de AMOR.

Gracias, Gracias, Gracias

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«El Amor es paciente, es bondadoso. El Amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.» 1 Corintios 13:4-5 | NVI