Caminando hacia Mi
Cuando nos encontramos a nosotros mismos, el trayecto de la vida se transforma totalmente y disfrutamos del camino con los ojos del alma…
¿Llegaremos algún día a conocernos de verdad?
Últimamente hago el ejercicio consciente de observarme y veo con asombro que cantidad de versiones somos. Como surgen ante situaciones cotidianas nuestras luces y nuestras sombras, nuestras heridas y nuestras máscaras.
A veces aparece repentinamente nuestro ego tiñéndonos la realidad y en otras ocasiones surge la mejor de nuestras versiones, esa que tiene que ver con el amor y no con el temor. Ahí nos encontramos plenos, felices y orgullosos de la persona que somos.
A medida que me voy conociendo más puedo identificar las emociones y los pensamientos que me manejan. A partir de ese conocimiento intento equilibrar mis actitudes y respuestas en lo cotidiano conmigo mismo y con los demás. No es fácil, pero si muy interesante a las conclusiones que podemos llegar.
Es que con el ser más importante con el que vamos a vincularnos toda la vida es con el que nos habita,
ese con el que vamos a mantener un permanente diálogo interno.
Es mejor escucharlo para así conocerlo y fundamentalmente respetarlo. Cuántas veces hacemos cosas que están dirigidas a agradar a los demás en contraposición con lo que es nuestra más pura esencia. Por cuidar a los demás y el que dirán, nos descuidamos, desoyendo la voz interior del corazón que queda muy a menudo relegada por la voz de la mente. Y así vamos caminando, hasta que un buen día nos encontramos en un lugar totalmente desconocido
para nosotros en donde no nos sentimos identificados ni a gusto.
Ese momento es un punto de inflexión ya que nos genera la necesidad de cambiar el rumbo y dirigir nuestros pasos hacia un lugar diferente, donde podamos mostrarnos tal cual somos, sin importar el condicionamiento del afuera.
Para ir en la dirección correcta es absolutamente necesario escuchar conscientemente a nuestro corazón y luego hacerle caso. Me he encontrado muchas veces oyendo a mi corazón, dándole la razón y después tomando con mis acciones el camino opuesto.
Es que el mundo de las apariencias, del tener y de la reputación hacen mucha fuerza. Hacer una carrera, conseguir un buen trabajo, comprar la casa, el auto, lograr un ascenso o formar una familia son metas maravillosas si realmente disfrutamos del camino y no nos enfocamos en la meta
para cumplir con el afuera.
Los invito a que construyan su propio camino, ahí donde se sientan bien con ustedes, donde el paisaje que vean los reconforte y brinden a todos la mejor versión de sí mismos que les enorgullezca Ser.
Personalmente estoy oyendo más a mi corazón… y haciéndole caso.
Disfruten de SU camino, ya que a través de él se encontrarán sin dudas, con ustedes mismos 🙂

Luis Benia
Director de Más Vida
«Camina lento, no te apresures, que al único lugar a donde tienes que llegar es a ti mismo.»
– Ortega y Gasset –